13 de febrero de 2012

Mi Nike 10K

Todo comenzó cuando, desde un ómnibus, vi un cartel con la fecha de la carrera. "Ahí va, ya pusieron la fecha de la carrera", pensé. Lo que no pensé fue que, después de un par de tweets con @Juanruns, iba a terminar metiéndome a correr 10 kilómetros, siendo que no me entreno, me alimento como cerdo y la única vez que corrí tanto fue hace dos años. Cuando se enteraron de esto, tanto Novia como Madre me putearon un poco, y me dijeron que entrene. Les dije lo mismo a ambas: que no estaba entrenando y que no iba a entrenar. Y eso hice. No entrené, me clavé dos milanesas con huevo frito la noche antes y una milanesa más antes de salir.

El mapa de la carrera
La meta: hacer los 10 kilómetros en 50 minutos. 5 minutos por kilómetro. 10 minutos menos que la última -y única, a quién le quiero mentir- vez que hice los diezcá.

Apareció un profesor de fitness y nos hizo un calentamiento de media hora (!). Entre las chicas que lo acompañaban en la coreografía estaba una ex compañera de mi ex facultad que es famosa. Sale en la tele desde que tengo uso de razón y me gusta desde que sale en la tele. La tuve todo el año de compañera y no hice nada. Típico de Facundo. Después de ponernos en posición y esperar un par de minutos, largó la carrera. Arranqué el cronómetro cuando pasé la meta y deseé llegar. No sé ni dentro de cuánto ni en qué estado, pero llegar corriendo.





Primer kilómetro
Arranqué con un ritmo bárbaro. Pasando a un montón de gente y no cansándome. Iba surcando la rambla como un bólido salido de Rápido y Furioso (?). Crucé la marca del primer kilómetro en menos de 4 minutos y medio.

Segundo kilómetro
Como vi que había hecho menos de 5 minutos, me dije a mí mismo "Bueno, sigamos igual, pero un poquito menos". Y ahí la fui llevando. La fui llevando hasta que llegó la curva y el repecho. Ahí morí. No me daban los pulmones para el aire que necesitaba. Iba a paso de vieja. Tan mal venía que tuve que parar. Sí señores, tuve que parar y caminar en el segundo kilómetro. En eso me gritan, y era un amigo que venía corriendo. Ahora, el pibe corre en serio. Onda, estuvo a un suspiro de ir a los Juegos Panamericanos. Y yo encima, pensando que el pibe no corría la carrera, le había mojado la oreja la semana antes. Y con eso quiero decir que le dije "Ah, ¿no vas a la 10K? Qué lástima, pensaba limpiar el asfalto con tu remera". Me encuentro con él en el momento más penoso de la carrera. No podía ni hablar. Y el tipo corría y me hacía tooooda una historia de por qué había ido ese día.

Amigo: Vos no hables, dejá que yo te hablo.
Yo: Igual no podría hablarte.

Tercer kilómetro
A pesar de venir totalmente hecho trizas, logré divisar a John Lennon, como le decimos en nuestro grupo de amigos. Alcancé a gritar "¡Sepooooo!" y le levanté la mano. Ahí Amigo me dijo "si podés gritar podés correr más rápido". Enseguida me di cuenta que no podía gritar, me empezó el dolor ese de abajo de la costilla y me hizo pelota. Y ahí vino lo peor. Primero se me durmieron las manos. Después el cráneo. Después empecé a no escuchar de un oído. Pensé que se venía el final...igual seguí corriendo.
Pero enseguida, en el kilómetro 3.5, estaba el puesto de hidratación. Me tomé mi tiempo (que fue bastante) para pedir MI vasito de agua y tomarlo tranquilo. Y cuando digo 'mi tiempo' me refiero a que fui caminando hasta el lugar donde te daban el agua, me acodé al mostrador y esperé pacientemente mi vasito. Ahí me recuperé un poco y pude volver a mi ritmo de carrera. A pesar de todo, llegué a la marca del kilómetro 4 en perfectos 15 minutos. 5 minutos por kilómetro, veníamos bárbaro.

Kilómetros 4 al 9
Volví a mi ritmo de carrera después de la hidratación, y traté de mantenerlo. Vine bien hasta el 5 y medio más o menos, donde me cansé y tuve que parar y caminar, respirar un poco. La gente que te pasaba (que no era poca) te palmeaba la espalda y daba ánimo para seguir. Después de ver que seguía dentro de los 5 minutos por kilómetro, empecé a parar en determinadas partes de cada kilómetro, pero en algún lugar entre el 6 y el 7 perdí el tren y puse unos cinco minutos más de lo esperado. No me daba la energía ni el aire para molestarme, me propuse seguir. De todas maneras no era un mal tiempo el que estaba proyectando hacer. Más lento que rápido volví a correr por la rambla, y después del kilómetro 8 lo único que hacía era hacer cuentas de cuanto quedaba para llegar y mirar al horizonte para buscar la meta con la vista. Y no la encontraba.

Último kilómetro
Esa fue la frase que repetí casi todo el tiempo "último kilómetro". Aún faltaba la mitad y no se veía la meta, eso me preocupaba. De repente, muy muy a lo lejos, se dejó ver. Y cuando la vi, un solo pensamiento me pasó por la mente: "No llego". No fue 'no llego más', fue 'no llego'. Siempre mantengo una actitud optimista para con las cosas, pero en ese momento bajé persiana y me planteé el hecho de que no iba a llegar a la meta. De a poco, más lento que rápido, me fui acercando. Ahí, el único pensamiento era que no había que dejar de correr, que se podía dejar de correr solo después de cruzar la meta. Y así fue. Creo que no me acuerdo tanto de la sensación de cruzar la meta como sí me acuerdo de la de dejar de correr y sentir las piernas de gelatina.


Resultado
Al final no me fue tan mal. Terminé entre los primeros 3000, el tiempo que hice estaba dentro de lo esperable, y es más que positivo para alguien que no se entrena; y más importante no me morí.
Desde que salí hasta que llegué pasaron 54 minutos. Nada mal.


Después de semejante esfuerzo, vino la merecida medallita, agüita mineral, Gatorade, y a otra cosa.

Bonus paragraph (?): y cuando digo 'otra cosa', me refiero a que no estiré, no hice regenerativo, y de ahí me fui a comer una doble cuarto de libra con queso. Espíritu deportivo FTW.

3 de febrero de 2012

Una anécdota graciosísima (not)

Esta es la historia que no conté en el post del disco de Molotov porque no venía mucho al caso.
Decía, en ese post, que corría el año 2004 y que ahí, por obra de la casualidad -o del dios de la feria, en quien creo que a esta altura tendría que creer-, llegó a mis manos el Dance and Dense Denso. Lo escuché un montón, porque me encantó. En esa época solía llevarme un reproductor de música al baño (sí, al baño) y me duchaba escuchando música. Esas cosas que se hacen a los 12,13...20 años. Y como no podía ser de otra manera, un buen día me llevé el disco de Molotov. Todo venía bien hasta que llegó el tema con más agite del disco, me refiero a 'Queremos Pastel'. Y como tampoco podía ser de otra manera, el pequeño Facundo empezó a agitar adentro de la ducha. En la ducha hay un nosécómosellama, un soporte/posajabón (?) del que te podés agarrar cuando te enjabonás las piernas o no sé, está ahí y punto.
La cuestión es que me puse a agitar y saltar y cantar y toda la bola, y en un momento me desacaté tanto que arranqué de la pared el soporte. Lo solté y se cayó en plena ducha, haciendo un ruido bárbaro.
Enseguida vino mamá, asustada:

Mamá: ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
Yo: Sí, no pasó nada, se cayó el cosito de la pared.
M: ¿Te lastimaste?
Y: No no, no me tocó.

El soporte se volvió a pegar a la pared y la vida siguió, pero ahí fue cuando me di cuenta de que tenía que no agitar tanto en la ducha (o no agarrarme del soporte, que fue lo que hice de ahí en adelante)

1 de febrero de 2012

Disco del Mes: Febrero 2012

Dance and Dense Denso salió en 2003 y fue el tercer disco de Molotov. Me animaría a decir que fue disco más exitoso de la banda. Si bien tienen un montón de éxito y de discos exitosos, creo que en este disco se juntaron las ganas de hacer buena música, de decir cosas y de rockear.
Llegó a mis manos en 2004, donde después del tremendo éxito de 'Frijolero', lo encontré una mañana en la feria (sí, le cuento a los más pequeñines que hace muchos muchos años los discos no se bajaban, y el joven Facundo iba jueves tras jueves a la feria esperando encontrar alguna joyita, alguna aguja musical en el pajar de música tropical, románticos latinos y sobre todo cumbia, que se apoderaba cada vez más del área del mostradorcito de cd's de la feria. Por suerte encontré varias.)

Escuché ese CD un montón de veces, y cada vez que lo hago me remonto a esas épocas, donde el 99% de la gente de mi edad que conocía estaba como loca por otros géneros de música -ni mejores ni peores, diferentes-. Incluso hay una anécdota muy divertida que, como es mi blog y puedo escribir lo que quiero, voy a contar en este post.
Volviendo al disco, la única forma justa de describirlo sería decir que es una patada al pecho de rock, en todo sentido. Si bien Molotov recurre a pistas electrónicas y demás parafernalias que no son tan típicamente rockeras, el disco tiene puntos musicales altísimos, de punk desatado; y cuando cambia esos sonidos por otros más "modernos", lo compensa con el otro gran ingrediente de la banda: las letras que cuestionan la política y la sociedad mexicana, tanto en su relación con, por ejemplo, Estados Unidos, como en sí misma. En esto y por esto, el tema "No me da mi navidad" es de los mejores del disco.
Tampoco falta la cuota de rapeo y de humor característica de la banda. En definitiva, es un típico disco de Molotov, y es el que los llevó a la fama y el reconocimiento general, como una banda de rock consolidada en la escena regional.

1- Dance and Dense Denso
2- Here We Kum
3- Changüich a la Chichona
4- No me da mi navidad
5- Noko
6- Frijolero
7- E. Charles White
8- Queremos Pastel
9- I'm the one
10- Nostradamus mucho
11- Hit me (Gimme tha power II)

Van a tener el disco acá, para bajarlo. Se merece una escuchadita, confíen.