Este año fue raro. Raro bueno, la mayor parte del tiempo, pero raro. Creo que lo que estoy queriendo decir es que fue movido.
Lo empecé decididamente mal durante los primeros 45 minutos, hasta que llegó esa llamada que no pensé que fuera a llegar y en la que se dijo lo que no pensé que iba a oír. Volvió una parte de mí.
Después de eso vino el verano, fue raro/bueno poder entablar un vínculo con la parte de la familia que no detesto (tanto), un vínculo del que me privé por muchos años.
A los pocos días vino la vuelta. Y todo fue genial, salvé los exámenes que había perdido por tener la cabeza en otro lado, pasamos bárbaro todos los días, hasta que llegó la noticia menos esperada. Y terminé semimudándome para dejarla sola lo menos posible. Esos meses fueron muy buenos, y sin saberlo, fueron un anticipo de lo que vendría más tarde. Y así empecé las clases, con muy pocas materias, dedicándome de lleno a 'esa' materia puta que me seguía demorando en la carrera. Y hablando de carrera, tuve la suerte de tener una compañera de fierro, que a grandes rasgos fue la única persona con la que hablé en todo el año. Con ella todo lo que damos, lo salvamos. Y dimos Social. Me estuve preparando todo el año para ese día. Y después de 3 meses de solo estudiar esa materia, salvé el parcial y pude entrar a los grupos. Y ya sabemos que en los grupos me va bien. Un par de chistecitos por acá, un poco de lástima por allá y listo. También tuve el guiño del karma, parafraseando a mi mejor amiga: "salvé injustamente un examen de una materia de tercero, cuya equivalente de segundo había perdido injustamente". Después vino mi cumpleaños, jornada que fue viví genialmente y no paré de reírme con las personas que sí quiero cerca.
El segundo semestre se me pasó volando. Al no tener parciales viví en un vórtice de hacer cualquiera. Seguía siendo responsable pero me rasqué bastante. Cuando hubo que volver a trabajar se volvió, con resultados decentes. El fin de año me encontró con noticias buenísimas y con expectativas.
En resumen, fue un muy buen año, en el que conseguí casi casi todo lo que me propuse y supe aprovechar las oportunidades que se me presentaron. Las dosis de rock fueron pocas pero intensísimas (y por intensísimas me refiero a quedar cuatro días con dolor de cuello por sacudir la cabeza), hubo bastante cine y muy bueno, mucha película en computadora con Novia al lado y bastante fichineo, con aspiraciones de que en el año que entra sea más en versiones completas y menos en demos.
Para el año que viene, lo de siempre: más rock, más risa, más estabilidad, más felicidad, menos olor a pata, más amor, más juegos, más fútbol, más de todo lo bueno y menos de lo malo.
Si se confirma lo que está casi confirmado en papeles, el año que viene va a traer un cambio grande y positivo en mi vida. Quiero que sea el punto de partida para una vida un poco más libre, más dinámica, con más aventuras.
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