Mi vida es una sucesión de momentos de cholulez

Tres y cuarto de la tarde. Estaba durmiendo estudiando cuando sonó el teléfono. Era mi amiga Rocío, que me dijo que iba a haber un jugador de la selección en una radio, pero no me quería decir quién. Después de 3 minutos de suspenso al mejor estilo Jorge Rial en Gran Hermano, me reveló la identidad: Jorge Ciro "amo ese mechón" Fucile.
Hacía un frío de ca... de morirse. Pero el cholulo pudo más y allá fuimos. Llegué a su casa y lo primero que hice, fue sin querer, ensuciar de pisadas el mapa que íbamos a usar para encontrar la radio (gracias a la perra de Rocío que siempre que me ve trata de que tengamos un cachorrito).

Después de dar un par de vueltas, salimos.

Lo que yo no sabía es que mi acompañante cholula era una asérrima admiradora de Fucile. Entonces activó el modo acosador, y miraba para adentro de CADA auto que pasara por la ciudad vieja. Llegamos a la puerta de la radio. Y ahí empezaron las teorías más delirantes, obviamente resultado del aburrimiento, y del acercamiento a la hipotermia.
Que si entraba por la puerta de atrás, que si llegaba en auto, que si venía rodeado de guardaespaldas, que si en realidad salía por teléfono y nos moríamos de frío al pedo, y así.
Además, cada auto que se asomaba a la radio nos hacía pensar que estaba llegando Fuci.
[esto debe ser mencionado tal cual fue:]
Yo: mirá, ahí viene Fucile...
(Ro se da vuelta. Atrás de ella venía un fusca hecho paté. Se ríe. Cuando el fusca pasa frente a nosotros, los dos miramos para adentro.)

Encima toda la gente joven (incluida una persona indeseable que nos cruzamos) se metía para un lugar que no se veía bien desde donde estábamos, pero era AL LADO de la puerta de la radio. Entonces, al mejor estilo "ladrones de medio pelo", haciéndonos los boludos, fuimos hasta la esquina para pasar por ahí, y era la puerta de un edificio (#nosepuedesermasboludo).

Ya habían pasado más de 40 minutos y Fucile no aparecía. Seguíamos en la puerta de la radio con un frío criminal, sin siquiera saber si el tipo iba a ir a la radio (aunque como siempre, confiábamos en nuestra fuente). En eso, salen dos tipos de la radio y se ponen a fumar. Y ahí Rocío sacó lo mejor que tiene, y la razón número cero por la que soy su amigo. No, no es su sinceridad, ni su honestidad, es su capacidad para hacerse amiga de desconocidos. Ahí, de la nada, ni habían empezado a fumar cuando les tiró un: "ustedes están en el programa de las 6?" Y se pusieron medio a hablar, hasta que preguntaron y sí, Fucile iba a la radio. También, de careta, preguntó si había una sola entrada a la radio (por suerte sí, sino enloquecíamos). Y ahí, durante esa charlita (en la que NO participé, porque me cuesta hablar con desconocidos), usé mi única habilidad útil, ver cosas a la distancia (en serio, ese es mi 'superpoder'. Otros pueden ercutar a voluntad o silbar con la nariz -JURO que tengo un amigo que lo hace-, pero a mí me tocó ver las cosas a distancia. Útil solamente para los bondis. Cuando tenga auto ya cagué). Bueno, en fin, lo vi ni bien dobló la esquina. Saco blanco, pantalón vaquero. Acompañado por dos hombres bastante corpulentitos de traje y corbata negros, con sobretodo por arriba (cruza entre "Perros de la calle" y los simuladores. Solo atiné a decir "ahí viene". Nos aprontamos todos, y cuando llegó, nuevamente Ro sacó a relucir su chapa de habladora, y le dijo si nos podíamos sacar una foto y dijo que sí. Primero le sacamos a la gente de la radio*, alias 'nuestros nuevos amigos', después se sacó Ro (que le pidió por favor para sacarse otra porque había salido con la boca abierta)(y que le dijo "te lo tengo que decir, TE ADMIRO!") (traducción: jugás bastante bien pero la realidad es que me encantás). Y después me saqué yo. Ro y yo nos sacamos como 3 porque quedaban mal, le agradecimos por todo y entró. Saludamos a nuestros amigos y nos fuimos. Yo me fui contento, conforme por como había salido todo. Pero una-que-yo-sé estaba en un ataque de ansiedad TOTALLLLL.
Puedo decir que valió la pena, y que lo haría de nuevo sin duda.

Eso es todo. Gracias por encholularse con Ciendemuzza.