Películas con travestismo hay muchas. Están las Tootsies, las señoras Doubtfire y las DóndeEstánLasRubias. Juwanna Mann es una de ellas, no es la mejor y -definitivamente- no es la peor.
La historia sigue los pasos de un jugador de basketball tan talentoso como egocéntrico, que después de un altercado grande es suspendido indefinidamente por la liga. El tipo se la toma con soda y arma una fiesta en su mansión con un montón de minas (literal). Todo viene bien hasta que el tipo se queda sin plata y tiene que buscar alguna manera para conseguir algún dolaruco hasta poder volver a jugar. Y no se le ocurre nada mejor que meterse una peluca y mandarse a jugar a la liga de basketball femenino.
Una vez ahí, va a seguir siendo el mismo jugador comilón hasta que de a poco se va a empezar a relacionar con sus compañeras de equipo y se va a ir convirtiendo en una buena persona.
En el medio hay millones de situaciones graciosas, todas jugando con el hecho de que Juwanna es, en realidad, un hombre. Desde un admirador para nada secreto hasta una salida al spa o una multa de tránsito, todo parece ser el doble de difícil para Juwanna y el doble de gracioso para nosotros.
La actuación de Miguel Núñez es sólida tanto siendo Juwanna como siendo Jamal, y el trabajo de "mano derecha" es llevado a la perfección por Kevin Pollak (a quien comparo siempre con Jason Alexander, por un tema de complexión corporal y de estilo de actuación y de comedia). Como si eso fuera poco, el rol femenino principal lo hace Vivica Fox, quien estuvo, está y estará por los siglos de los siglos más buena que comer pollo con la mano.
En conclusión, Juwanna Mann es 'la típica película' ambientada en un contexto poco usual, y eso sirve para sacarle jugo a un montón de chistes y situaciones no vistas y muy buenas.
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