Me tengo que poner al día con varias cosas que pasaron durante este tiempo de posteo fácil. La primera en orden cronológico fue la victoria con los Supercampeones.
Entramos al campeonato de manera muy atropellada (como quienes siguen este blog -sí, ustedes tres- recordarán), y eso se pagó caro. Perdimos abultadísimamente el primer partido, y aún más el segundo. Nos comimos un montón de goles, hicimos casi ninguno y ni siquiera teníamos a todos nuestros jugadores.
Digo eso último, porque antes del tercer partido eso era lo único que cambiaba, que teníamos, por primera vez en el torneo, a los cinco que ganamos la Copa el año pasado. Algunas veces pasa, sobre todo en la música, que cuando están los miembros de una banda las cosas surgen solas, por arte de magia. Y eso pasó esa noche con los Supercampeones.
De repente todo empezó a salir. Las paredes, las coberturas, las asistencias. Todo empezó a fluir y los goles empezaron a caer, por su propio peso; el peso que ejercían nuestros ataques. Éramos realmente un equipo. Todos colaboraban, se hablaban, coordinaban bien los movimientos en defensa y en ataque. Jugamos un partidazo.
Y cuando las cosas salen, las victorias llegan. Goleamos 8 a 3, y el resultado fue mentiroso, porque fuimos amplísimos dominadores del juego.
Definitivamente las cosas salen bien, cuando la base está.
2 comentarios:
zara puto deja tirado volve!
Me pa que tenes mas de 3, no te hagas el humilde
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