Es suficiente. Esta situación está llegando al límite de lo tolerable. Una hora de viaje cada vez que voy a la facultad, muchas veces apretado. Cuando iba de mañana bien temprano, sabía que tenía que salir antes de lo normal porque los primeros dos o tres ómnibus venían tan llenos que no paraban. Además, lo ómnibus nuevos sacan lo peor de mí. Para quienes no los conocen, les explico rapidito: los nuevos ómnibus, que por suerte no son muchos, están muy mal diseñados. No sé nada de diseño automotor, obviamente, pero el pasillo es demasiado angosto. Uno va muy pegado a la persona sentada que tiene adelante, muy pegado a la persona parada que tiene atrás, y muy pegado a los que vienen al lado. Y cuando alguien va a bajar y tiene que pasar por ahí uno tiene que ser contorsionista para conseguir que la persona pase sin fracturarnos nada o apoyarle los genitales a la persona que viene santada adelante nuestro. Toda esta situación, más llevar la mochila, más la gente que se impacienta, más varias cosas hacen de estos viajes una tortura. Termino bajando recaliente, y seguro que el Dr. Bruce Banner no soportaría más que un par de paradas. Los viajes a la casa de mi novia son muy caros en taxi o muy largos en bondi -pero bueno, convengamos que es a mi novia a quien voy a ver, creo que la teletransportación sería demasiado larga también-.
Cuando voy por la calle lo único con lo que me cruzo todo el tiempo es o coches escuela o autos a la venta. Cada tanto, sobre todo cuando voy llegando tarde a algún lugar, fantaseo con cómo sería mi vida si hiciera lo mismo pero teniendo un auto. Saldría de casa, me subiría e iría. En menos tiempo y más cómodo, seguramente.
Creo que ya está, ya bastó. Creo que mi estilo de vida está necesitando un auto, por más materialista e inmaduro que suene.
Por si llegan a leer esto, andamos en la búsqueda de un auto baratito y que gaste poco, preferentemente Fiat. Cualquier cosa enchufen un comentario que hablamos.
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